Como ya hemos visto en el ambiente preparado para el bebé, el espacio que necesita los primeros meses es sencillo: alfombra al suelo, básicamente.
Algunas preguntas que nos planteamos al principio pueden ser estas:
¿A partir de qué tiempo se puede poner un bebé en el suelo?
Recomendamos poner al bebé en el suelo a partir de los 40 días de vida, o mes y medio más o menos. Los primeros 40 días su hábitat natural es el cuerpo de la madre, lo que llamamos exterogestación (que se alarga hasta los 9 meses). Estas primeras semanas quédate siempre a su lado, cógele en brazos, oléos, acariciaos, instaurad la lactancia (si es tu elección). A partir de los 40 días puedes ir poniéndo a tu bebé en su alfombra de juego libre a ratitos cortos, 5 o 10 minutos, siempre contigo a su lado y en calma, evitando la sobreestimulación.
¿Suelo blando o duro?
La superficie puede ser blanda pero no acolchada. Que sea confortable pero que permita al bebé apoyar brazos y piernas para ejecutar sus primeros movimientos, notar el peso de su cuerpo y recibir información clara sobre el límite horizontal cuando golpea el suelo con brazos y piernas. Además las superficies acolchadas (incluido el cambiador) pueden trasmitir sensación de vértigo al bebé que puede no sentirse «sostenidx» en el espacio.
¿Boca arriba o boca abajo?
Depositaremos con cuidado y cariño al bebé sobre la alfombra boca arriba y nos separaremos de ella lentamente.
Boca arriba es la posición natural del bebé. Así tiene la visión despejada, tiene libre la cabeza para girarla a los lados, sacude brazos y piernas para recibir información de los límites de su cuerpo y para activar la circulación sanguínea, el sonido de sus propios movimientos le llega puro y puede establecer por él su noción de entorno, su ubicación en el espacio y desarrollar su equilibrio.
Por el contrario si le pusiéramos boca abajo, el movimiento de brazos y piernas quedaría limitado, la cara caería sobre el suelo, una pantalla rígida de la que no puede escapar por sí mismx, salvo levantando la cabeza. Parece que ésto pudiera ser beneficioso, porque fortalece el cuello (como aconsejan algunas personas) pero no lo es. En primer lugar el cuello aún no está preparado para sujetar el peso de la gran cabeza del bebé (1/3 de su cuerpo) y en segundo lugar lo que parece control postural es realidad es rigidez cervical, que produce sobrecarga y dolor. Además recordemos que la respiración del bebé es abdominal, tener todo supeso apoyado sobre el abdomen puede hacer que tenga dificultad al tomar aire o sensación de asfixia. Cuando hay peques que «no quieren estar boca abajo», escuchemosles, son sabixs, posiblemente nos están diciendo que todavía no están preparadxs. Cuando la bebé esté listx (su tono muscular y su control postural sean maduros) para sujetar su cabeza, para estar boca abajo, rodará sobre si mismx y lo hará. Tan natural.
¿Qué pasa entonces con la plagiocefalia?
Uno de los miedos que tenemos las madres (normalmente inducido por tercerxs) es el aplanamiento de la cabeza o plagiocefalia del bebé por pasar demasiadas horas tumbadx boca arriba apoyando la parte trasera del cráneo en formación. Es cierto que existe el riesgo. Para evitarlo:
Te recuerdo que lo que tu bebé necesita para su desarrollo es a ti, su madre. Le ponemos en el suelo cuando detectamos que tiene interés en los objetos y necesidad de movimiento.
Si bien es cierto que necesita estar libre para desarrollar poco a poco destreza motriz y alcanzar posturas nuevas por propia iniciativa, también lo es que necesita para ello que su madre esté cerca y serena, con presencia consciente, en observación activa. Comienza a acompañar este trabajo de suelo cuando sientas que te apetece y estás preparada para ello. No te fuerces a «estimular» a tu bebé. Sigue tu instinto, nunca se equivoca.